La 49ª cumbre del G7 ha tenido un significado especial por múltiples razones. El tema de la reunión de este año
fue el desarme nuclear y la no proliferación, con los líderes del G7 presentándose y
reafirmando su compromiso con un "mundo sin armas nucleares".
Sin embargo, el motivo que saltó a los titulares fue que, cuando se anunció el lugar de la cumbre de tres días, se trataba del lugar del primer ataque nuclear de la historia: Hiroshima. Esto por sí solo ya es un recordatorio suficiente de las consecuencias de una guerra nuclear, teniendo en cuenta el actual conflicto entre Rusia y Ucrania, que ya ha entrado en su 508º día (1 año y 3 meses, desde febrero de 2022).
Asistieron a la cumbre Fumio Kishida, primer ministro de Japón; Giorgia Meloni, primera ministra de Italia; Justin Trudeau, primer ministro de Canadá; Rishi Sunak, primer ministro del Reino Unido; Joseph R. Biden Jr, presidente de Estados Unidos; Emmanuel Macron, presidente de Francia; Olaf Scholz, canciller de Alemania; Charles Michel, presidente del Consejo Europeo; y Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea.
En la jornada de clausura de la cumbre, una presencia sorpresa pero muy necesaria fue la de Volodymyr Zelensky, Presidente de Ucrania. La asistencia de Zelensky fue recibida con los brazos abiertos y transmitió un claro mensaje de la voluntad de los miembros del G7 de apoyar a los países que están siendo atacados o se enfrentan a una amenaza constante de serlo, como Ucrania. Se trata de un acontecimiento realmente importante, teniendo en cuenta que Estados Unidos, la OTAN e incluso Japón no mantienen ninguna alianza formal con la nación del este de Europa.
Aunque había varios temas y asuntos que debatir, desde económicos hasta políticos, pero
las que cobraron protagonismo fueron: la invasión rusa de Ucrania y la creciente china
en el disputado Mar de la China Meridional, sobre el autogobierno de Taiwán, y la recientemente
actividades de interferencia interna descubiertas en Europa y Asia.
Postura contra el conflicto entre Rusia y Ucrania
Los líderes prometieron permanecer unidos contra la guerra de agresión "ilegal, injustificable y no provocada" contra Ucrania. En una demostración de fuerza a favor de la nación del este de Europa, en una declaración conjunta las naciones del G7 mantuvieron una postura firme y se comprometieron a imponer más sanciones a Rusia. En la declaración se lee que los países están "imponiendo más sanciones y medidas para aumentar los costes para Rusia y para aquellos que están apoyando su esfuerzo bélico".
"También nos basamos en el éxito de nuestros esfuerzos para garantizar que Rusia ya no pueda utilizar como arma la disponibilidad de energía contra nosotros y contra el mundo", añade la declaración. Esta decisión se tomó no sólo a la luz de sus acciones en Ucrania, sino también en vista de las actividades desestabilizadoras de Moscú en otros países, que van desde los ciberataques, los problemas de derechos humanos y las campañas de desinformación.
Cuando la cumbre estaba a punto de concluir, el Primer Ministro japonés Kishida, anfitrión del G7, hizo hincapié en que la seguridad de Europa y del Indo-Pacífico es, de hecho, indivisible, y también mencionó con mucha aprensión que si no se toman medidas ahora "Ucrania hoy podría ser Asia Oriental mañana".
Opinión económica sobre China y la intensificación de sus actividades de militarización
Los países mencionaron la "reducción de riesgos" en las relaciones con Pekín. La palabra en sí misma, en sentido puramente económico, implica el alejamiento de las empresas de regiones que se consideran arriesgadas en cuanto a los beneficios que podrían generarse. Sin embargo, en lo que respecta a China, la reducción de riesgos también puede entenderse como un paso dado para reducir la dependencia de Pekín, sobre todo para el suministro de materiales o como mercado para los productos acabados, con el fin de reducir los riesgos potenciales para el comercio y la interrupción de las cadenas de suministro.
Aparte de esta toma de posición económica, Pekín también recibió un fuerte revés por su postura respecto a Rusia y sus intenciones hacia Taiwán. Los líderes del G7 también hicieron público un comunicado en el que advertían a Pekín contra la intensificación de sus "actividades de militarización" en la región Indo-Pacífica. Se cree que este comunicado es el resultado de los debates mantenidos para poner de relieve las principales preocupaciones y las futuras consecuencias del aumento de la militarización en los mares de China Oriental y Meridional, así como los problemas de derechos humanos en Xinjiang y Tíbet.
Otro factor que ha contribuido a la publicación del comunicado mencionado puede ser la cuestión de la injerencia interna de varias naciones europeas e indopacíficas. Esto se debe al establecimiento de "comisarías de ultramar" chinas. Tras la Cumbre, el Primer Ministro del Reino Unido, Rishi Sunak, también calificó a China como "el mayor desafío para la seguridad y la prosperidad mundiales de nuestra era".
Pekín no se tomó a la ligera esta reacción y acusó inmediatamente a los países del G7 de reunirse para "desprestigiar y atacar" a China. Calificando la cumbre de "antichina", Pekín convocó al enviado de Japón y reprendió al Reino Unido al día siguiente en una encendida respuesta a las declaraciones realizadas en Hiroshima.
Como conclusión de la Cumbre del G7, si bien quedó bastante claro que las naciones están unidas para contrarrestar varios problemas, ya sean económicos o geopolíticos, lo que queda por ver es si su unidad se traducirá en un equilibrio entre la búsqueda de cooperación en los temas antes mencionados y el rechazo a la postura asertiva ilegal, o si simplemente se reducirá a un debate formal sin ningún plan de acción a la vista para el próximo mandato.