El monte Mayon, situado en Legazpi, Albay, en la región de Bicol, es sin duda un espectáculo para la vista. Los lugareños suelen llamarlo "Bulkang Magayon", que significa "hermoso volcán". El Mayon, que se eleva a 2.462 metros sobre el nivel del mar, es uno de los principales atractivos turísticos de Filipinas. Además de su belleza natural, la montaña es uno de los 24 volcanes más activos del país. 

Con su sobrecogedora simetría pintoresca, el volcán ha tenido un largo historial de erupciones mortales, la más reciente en 2018 que supuso el desplazamiento de más de 88.000 personas. 

El 5 de junio, los vulcanólogos estatales, es decir, el Instituto Filipino de Vulcanología y Sismología (Phivolcs), elevaron el estado del Mayon al nivel de alerta 2, en un sistema de advertencia de cinco pasos. Esto implica que hay "una creciente agitación que podría eventualmente conducir a erupciones freáticas o incluso preceder a una erupción magmática peligrosa". 

En vista de ello, la Autoridad de Aviación Civil también emitió un aviso prohibiendo a los pilotos volar a 10.000 pies de la superficie del Mayon. Más tarde, el 8 de junio, la actividad del volcán se elevó al nivel de alerta 3, señalando la posibilidad de una erupción peligrosa en un futuro próximo.

Es innegable que Filipinas está considerado uno de los países más propensos a las catástrofes del mundo. Con más de 20 tifones y tormentas azotando la nación del sudeste asiático casi anualmente y los 24 volcanes activos luchando con frecuentes terremotos, el cambio en el estatus de Mayon no es ninguna sorpresa. 

Sin embargo, lo que preocupa en este momento es la creciente inquietud del Mayon. Aunque el volcán sigue descargando lava y escupiendo rocas "de forma tranquila" desde el 11 de junio, según el director de Phivolcs, Teresito Bacolcol, estas erupciones de bajo nivel son indicios de que la erupción difusiva del Mayon tardará meses en calmarse. En palabras más sencillas, existe una alta posibilidad de que se produzca una erupción explosiva en las próximas semanas o incluso días. 

El repunte de la actividad volcánica provocó de nuevo la evacuación de residentes (más de 41.483), animales de ganado (unos 1.107), y también llevó a declarar el estado de calamidad en 18 ciudades y municipios de la región de Bicol. 

En la zona más gravemente afectada, Albay, los que más sufren son las comunidades agrícolas pobres. Esto se debe a que la zona de peligro permanente en torno a Mayon, que se supone está vedada a la población, se ha convertido en un lugar popular de aldeas agrícolas. Aunque el propio presidente Ferdinand Marcos Jr. voló a la provincia nororiental para tranquilizar a los aldeanos, la distribución de paquetes de alimentos, agua potable y otras ayudas proporcionadas por el gobierno sólo puede hacer mucho. 

Hasta el 27 de junio, Phivolcs había detectado 107 seísmos volcánicos; además, la emisión moderada de penachos también aumentó de 100 metros el 26 de junio a 750 metros el 27 de junio. Esto es muy indicativo de una agitación de nivel relativamente alto, ya que el magma ya se encuentra en el cráter. 

Las autoridades predicen que estos disturbios podrían prolongarse hasta tres meses, o más, sin provocar una explosión violenta y potencialmente mortal. Sin embargo, es imperativo que los habitantes de la región de Albay no bajen la guardia. 

Con el fin de estar al tanto y prepararse para una situación similar, los Phivolcs están vigilando de cerca el volcán Taal en Batangas y el volcán Kanlaon en Negros para detectar cualquier inquietud que pueda provocar el aumento de los niveles de alerta y la evacuación inmediata. 

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