
El 6 de febrero, a las 04:17 horas, un terremoto de magnitud 7,8 sacudió la ciudad de Pazarcık en Kahramanmaraş, Turquía. Le siguió otro terremoto o réplica de magnitud 7,7 hacia las 13:24 horas, con epicentro cerca de Gözpınar y Ekinözü, en Kahramanmaraş.
Los temblores de ambos terremotos se sintieron en lugares tan lejanos como Siria, Chipre, Líbano, Israel y Egipto. Sin embargo, se registraron destrucciones masivas en el norte y el oeste de Siria.
Turquía está situada en la placa tectónica de Anatolia, lo que la convierte en una de las zonas sísmicas más activas del mundo. Además, los seísmos se produjeron en zonas densamente pobladas con normas de construcción no antisísmicas.
Sólo en las provincias de Gaziantep y Kahramanmaras se destruyeron cerca de 900 edificios. También se derrumbaron edificios situados en la frontera, que conecta las ciudades sirias de Alepo y Hama con la turca Diyarbakir.
Es posible que İskenderun haya experimentado un hundimiento del terreno, provocando la subida del nivel del mar e inundando la mayor parte de la ciudad.
Tras los daños causados por las sacudidas principales, los aeropuertos de Hatay, Adana y el aeropuerto internacional de Gaziantep suspendieron sus vuelos.
El mal tiempo invernal, acompañado de lluvias, tormentas de nieve y temperaturas bajo cero, dificultó especialmente las labores de rescate y rehabilitación tanto en Turquía como en Siria. También se informó de que la ayuda de la ONU a Siria no pudo cruzar la frontera debido a las carreteras dañadas y sufrió retrasos.
Mientras continúan las secuelas, también ha aumentado el enfado entre la población local. Se detuvo a varios contratistas por infraestructuras mal construidas o construidas ilegalmente.
El 13 de febrero, las Naciones Unidas comentaron que las operaciones de búsqueda y rescate habían entrado en su recta final en Turquía. Los equipos de rescate utilizaron perros rastreadores y cámaras térmicas, especialmente en zonas residenciales, para encontrar supervivientes. En Siria, controlada por los rebeldes, se completaron las operaciones de rescate. El 13 de febrero se habían producido más de 2.000 réplicas y el número total de víctimas mortales había superado las 37.000 personas. Al menos 19.000 personas resultaron heridas.
A medida que se reducían las posibilidades de encontrar supervivientes en Siria y Turquía, la atención se centró en proporcionar ayuda humanitaria.
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