
Riesgo de viaje: ALTO
Introducción:
La República Popular China limita con 14 países repartidos en cinco husos horarios. Hasta la fecha, el país más poblado del mundo ha mantenido una estricta política de COVID-19 desde su primer brote en diciembre de 2019. Sin embargo, la propagación de la variante Omicron altamente transmisible en China ha llevado a restricciones más estrictas que afectan tanto a los viajeros como a las empresas.
¿Por qué sigue vigente la política de cero COVID-19? ¿Cuáles son los resultados?
La política china de cero COVID-19 es como jugar al popular whack-a-mole Tan pronto como se contiene un brote, aparece otro. El logro de la política de mantener el virus a raya en comparación con los múltiples brotes experimentados en otros países ha llevado al gobierno chino a redoblar las medidas para acabar con la variante Omicron, altamente transmisible. A finales de marzo, un bloqueo en Shanghai impuso estrictas restricciones a la movilidad, lo que provocó escasez de suministros esenciales como alimentos y medicinas. A medida que las pruebas diarias y el rastreo de contactos se convertían en la norma, las personas que salían al exterior debían someterse a controles de temperatura, presentar resultados negativos en las pruebas nucleicas y escanear sus códigos sanitarios. Para erradicar las infecciones, se acordonaron las zonas afectadas y las personas afectadas y sus contactos cercanos fueron puestos en cuarentena en centros institucionales. En el lenguaje común, a medida que crecen las infecciones, se intensifican las restricciones a la movilidad, que se imponen mediante órdenes de trabajar desde casa, el cierre de tiendas no esenciales y una rigurosa vigilancia por parte de voluntarios de base que impiden a la gente salir al exterior.
Evaluación:
¿Qué está en juego?
Los cierres planificados precipitadamente han afectado a ancianos, mujeres embarazadas y personas con enfermedades de alto riesgo, ya que la falta de acceso a tratamiento médico para dolencias distintas del COVID-19 ha provocado muertes. Aparte de la angustia social causada por las restricciones a la movilidad, la política de cero COVID-19 también ha sido poco gratificante para las empresas. La producción económica de China en abril de 2022 se contrajo debido al menor gasto de los consumidores y a la imposición de estrictas medidas de cuarentena a los trabajadores afectados. Esto ha ralentizado las operaciones nacionales y ha creado cuellos de botella en las cadenas de suministro, incluidas las de grandes nombres como Apple, Tesla, Samsung, etc. Además, el incentivo para viajar a China sigue siendo poco alentador a corto plazo, ya que el Gobierno sigue mostrándose reacio a desmantelar su planteamiento de cero-COVID-19.
Recomendaciones:
¿Es seguro viajar a China durante los bloqueos de COVID?
Conclusión:
La política china de "cero COVID-19" ha intentado evitar un millón de muertes y cincuenta millones de infecciones, con lo que pretende reducir su carga en instalaciones sanitarias. Sin embargo, los costes de su política inflexible han acarreado ciertos contras, ya que los viajeros siguen sin hacer planes de viaje y empresas como Airbnb y Corea del Sur Lotte salir de China para trasladar su presencia empresarial a otros lugares. A medida que la población y la economía se tambalean bajo la presión de las estrictas medidas sanitarias chinas, recae en gran medida en el gobierno la responsabilidad de hacer que sus condiciones socioeconómicas sean viables para los extranjeros.
Los viajeros pueden considerar una Afiliación a Sitata que puede informarles sobre la situación actual de COVID para su destino en China. Esto puede ayudarles a evitar una cuarentena no deseada. Sitata también proporciona avisos de perturbación y amenaza para otros acontecimientos, junto con asistencia de emergencia para viajes en caso de necesidad.
Referencias adicionales